Hoy no tengo ganas de hacerme el experto en nada, ni de decirles que esto que voy a contarles es el Santo Grial de la documentación y la organización de la escritura.
Si bien tengo muchas ganas de crear un curso en Documentación de Videojuegos o algo por el estilo, esta vuelta solamente quiero hacer un poco de fanfarronería de lo orgulloso que estoy de haber organizado mis manuscritos, haciendo caso a mi yo más meticuloso.
Creo que es como la millonésima vez que acomodo y ordeno todo el material que tengo desparramado acerca de mi univeros ficcional, Heraldo de los Ancestros – Harbinger of the Ancestors, al cual llamaremos [HA] para acortar.
Pero esta vez es distinto porque además de ordenar los manuscritos, tenía una misión: digitalizar todo el contenido. Cualquier persona normal se hubiera sentado a transcribir todo y ya. O mejor, a sacarle fotos y que una IA se encargue de interpretar el texto y transcribirlo.
Pero no. Tenía que ir y complicarme las cosas, ¿no?
Primero lo primero: enfrentar el caos
Puntos extra por mis medias de Sushi.
Debo tener unos ocho folios llenos de cosas de [HA], y al menos unos seis folios más, llenos de escritos y material de escritor. Me consta que en un folio tengo casi todos los manuscritos de Crímenes Rojos, y las hojas en donde nació NeuroBar.
Desde siempre fui muy organizado con mi trabajo y mi desarrollo de [HA] y como escritor en general. Bah… “muy organizado”. Siempre quise tener todo guardado y protegido.
Hubo un tiempo en el que no era así, claramente. Tenía todo desparramado y un buen día se me dió por comprar folios y separar todo temáticamente.
Pero ahora me puse la misión de transcribir todo, y para eso necesitaba organización. Mentira, no necesitaba nada, podría haber transcripto todo sin problemas, pero uno trabaja haciendo documentación, y se le pegan algunas mañas.
Etiquetas y sistemas de documentación
La vida es mucho más sencilla si estandarizamos todo. Bueno, no sé si la vida, pero sí los trabajos mecánicos u operativos. Si tenemos que hacer algo 100 veces, qué mejor que primero dedicarnos a definir un sistema que nos ayude a trabajar más rápido y más ordenadamente.
Ah, qué hermosa palabra, “sistema”.
Cuando me di cuenta que podía organizar aún mejor mis manuscritos y sistematizar la forma en que transcribía todo, salí corriendo a comprar las etiquetas.
El tema es el siguiente: la mitad o más de mis manuscritos están desactualizados. El universo ficcional de [HA] evolucionó un montón desde que escribí todo esto, años atrás. ¿Eso quiere decir que tengo que descartar todo este contenido? No, claro que no.
No sólo sirve para el archivo, para mostrarme a mí mismo cómo progresé, sino que además hay una cantidad increíble de ideas que puedo reconstruir, expandir, recrear, etc. Además, mientras transcribía, me reencontré con un montón de cosas que me había olvidado y me parecieron geniales.
¿Y cómo es el sistema?
Bueno, etiquetas decía.
Lo primero era identificar cada temática y reordenar los folios. Cada folio necesitaba un título, y una letra para codificar cada manuscrito. Entonces, el folio de Personajes tiene asignada la letra “P”, el folio de Magia tiene asignada la letra “M”, y bueno, se dan una idea.
Así, cada manuscrito tendría en su etiqueta la letra de la categoría, un número para identificarlo, y un título. Como se ve en la foto anterior: O1 – Dioses Oscuros; O2 – Bocetos Äshi, etc, etc.
Y después, cada categoría tiene una carátula para identificarla y mostrar rápidamente su índice de contenidos:
Sí, sí, ya sé, mi letra es guano. Y las carátulas se beneficiarían de algo de colorcitos y adornos. Vamos, enfóquense.
Ahora ya era cuestión de sentarse a transcribir todo, pacientemente. Iba a llevar tiempo, mucho tiempo, pero valía la pena.
Y cuando estaba super entusiasmado porque había organizado mi carpeta, me acordé que también tenía una pila de cuadernos y otras carpetas con folios y más contenido que había olvidado.
Ah, el horror.
¿Pero saben qué? No importaba, porque gracias a mi flamante sistema de documentación y organización, sólo tenía que ir carpeta por carpeta cazando los manuscritos útiles.
Por suerte, buena parte del contenido eran dibujos y bocetos que, en algún momento de lucidez, ya había digitalizado. Así que, a arremangarse y ponerse a transcribir.
El resultado fue hermoso
Muy hermoso.
Ahora tengo digitalizada una pila de contenido que me va a ayudar a darle forma al Universo Ficcional de [HA]. Y me refiero al Universo Ficcional y no a los libros, porque lamentablemente los manuscritos que hice ya están descartados.
Cuando leo el libro que terminé de escribir a los 15 años, y que luego intenté reescribir una y otra vez, me doy cuenta que no es para nada la historia que quiero escribir.
No me malinterpreten, la historia no era mala. No era brillante, pero tampoco era mala. Justamente, cuando terminé de transcribir todo esto, le dije a mis amigos:
Es muy comico cómo HA antes era la tipica historia donde el muchachito intervenia en la lucha entre la luz y la oscuridad y contra todo pronóstico, salia victorioso. Ahora nada que ver.
Y lo peor de todo es que ni siquiera era una mala histotia, estaba re bien, seguramente era la historia que yo necesitaba en ese momento. Pero no es la que quiero contar ahora.
Nada resume mejor mis sentimientos como ese mensaje que escribí.
Al capítulo 1 del libro lo debo haber reescrito unas 15 veces, y lamentablemente, me toca hacerlo de nuevo. De hecho, me toca rehacer toda la estructura no sólo del primer libro, sino de toda la saga.
Me entusiasma, la verdad. Es inexplicable el rush de adrenalina que me da cuando es el Universo Ficcional solito el que me brinda las respuestas a mis preguntas sobre la trama. Por eso es importante plantear un buen contexto y definir la metatrama.
Por lo pronto, ahora me voy a despejarme un rato. Estoy satisfecho y feliz. Espero que me dure el sentimiento porque me quedan algo así como 5 ó 6 libros por escribir.