De chico me gustaban mucho los dinosaurios. Tanto, que me regalaron un diccionario de la A la Z y me lo aprendí casi de memoria.
En la letra D, había un dinosaurio muy peculiar: el Dragón. Más allá de la exactitud científica de esa página del libro, esta bestia me llamó poderosamente la atención; me fascinaba a niveles extremos.
Sumemos ahora el hermoso libro de Mitos y Leyendas que había en mi casa, con historias de mitología griega, nórdica, artúrica y medieval.
Así llegué magnéticamente al mundo de la fantasía, fascinado.
Después de encontrarme con muchos universos fantásticos más, de crear y recrear historias con mis juguetes, y de mucho dibujar criaturas y bestias, a los 13 años me animé por primera vez a sentarme a escribir.
Empecé a llevar al papel todo un imaginario épico-fantástico al que bauticé muchos años después como Heraldo de los Ancestros, obra que está en continuo desarrollo.
Pocos años después, descubrí mi fascinación por el género policial y el cuento corto, escribiendo a los 17 años el relato que sembraría las bases para mi primer libro publicado, Sábanas Rojas, hoy Crímenes Rojos.
Mis relatos y mi trabajo poco a poco me llevaron al mundo de los juegos de mesa y los videojuegos, como guionista y eventualmente como Game Designer. Resulta que además de apasionarme la escritura, también descubrí que me fascina crear juegos.
Habrás notado el hincapié que hago en la palabra fascinación, tanto en este relato como en el slogan de DGF Studio – Mundos Fascinantes.
Lo que pasa es que a esto quiero llegar, éste es mi objetivo a alcanzar, y esto es lo que quiero lograr en vos, en ustedes, en todo el mundo: quiero que se sientan fascinados.
Pocas emociones son tan intensas como la fascinación. Te invito, entonces, a este viaje de creatividad y a dejarte fascinar.