Actualización: agregado el cambio de Magos y Corsarios a Etereantes.
Empecé a escribir Heraldo de los Ancestros cuando tenía trece años, y terminé el primer borrador a los quince. Claro que, en ese momento, ni el universo ficcional se llamaba Heraldo de los Ancestros ni el primer libro se llamaba El Manto del Guardián.
La primera versión se llamaba La Piel de Cebra, un nombre que en algún momento les voy a contar de dónde viene, pero que ahora no viene al caso.
Muchas veces pienso en que podría haber publicado La Piel de Cebra como una novela fantástica juvenil. Después de todo, era eso. Una pelea entre el bien y el mal, con deidades interviniendo a favor de cada bando según los distintos momentos de la trama.
Lo cual no tiene nada de malo, pero a medida que fui creciendo, se hizo evidente que no era la historia que quería contar.
¿Qué quiero contar? ¿Qué quiero expresar? ¿Para qué escribo? Estas preguntas se presentan ante mí como algunos de los principales obstáculos a los que me enfrento como escritor. No quiero generalizar diciendo que son obstáculos de todos los escritores (lo aclaro porque se me pasó por la cabeza, pero la realidad es que no sé a qué se enfrentan los demás autores).
A esta altura intuyo que se estarán preguntando por qué hago semejante introducción, semejante planteamiento existencial, cuando en realidad este texto debería tratarse de los cambios que quiero hacer a los personajes de Heraldo de los Ancestros. Bueno, todo tiene que ver con todo, y si tienen paciencia, les prometo que tiene sentido.
¿Por qué cambiar?
“¿Por qué cambiar?” y “¿Cambiar de qué a qué?”. Éstas son las preguntas que tenemos que plantear en esta oportunidad.
La primera pregunta se responde comenzando por la introducción que hice más arriba. Algo que digo muy a menudo es que, a medida que fui creciendo, mi estilo y mi obra fueron creciendo conmigo. Creciendo, madurando, cambiando.
Lo que escribí hace 21 años no se parece en nada a lo que me gustaría expresar hoy. Dije que a veces pienso que me gustaría haber publicado el libro como una novela juvenil. Hoy, agradezco al Duilio que decidió sentarse a revisar la historia por primera vez, a corregir ese primer borrador. Y le agradezco al Duilio que quiso reescribir ese libro. Y al Duilio que decidió construir el Universo Ficcional para tener una base antes de largarse a improvisar los libros. Y tantos Duilios que tomaron decisiones clave.
Entonces, ¿por qué cambiar? ¿qué tenía de malo lo anterior? No tenía nada de malo, pero la realidad es que quiero hacer cambios en la trama porque necesito que se parezca más al libro que quiero publicar.
Claro, ¿quién me asegura que de acá a 5 años no voy a cambiar de opinión una vez más?
¿Honestamente? Espero haber terminado de escribir Heraldo de los Ancestros antes de que pasen 5 años.
¿Cambiar de qué a qué?
Hay algunos aspectos de HdlA que me gustaría cambiar ahora, mientras todavía estoy reconstruyendo la trama. Nombres, trasfondos y detalles de personajes que no signifiquen una reelaboración total de la trama.
Sin más preámbulo, vamos a los cambios.
Nombres de Personajes
- De Chárs a Chärsian
El protagonista de la trama inicial no sólo ha tenido un cambio de nombre, sino una degradación de protagonista a personaje principal. La historia ya no gira en torno sólo de él, al tiempo que otros personajes han visto un incremento en la relevancia de su participación en la trama.
Me gusta mucho cómo suena “Chärsian”, mantiene la sílaba “char” al principio, lo cual es un juego de palabras con char que en inglés significa chamuscar o quemar. Y también mantiene la reminiscencia al primer nombre del personaje, “Charles”, el cual no tuvo mucha duración pero que sirvió para darle vida.
Por qué le puse Charles hace más de veinte años, realmente no lo recuerdo.
- De Vännya a Vännysa
Otra protagonista, con un nombre que fue mutando con los años. Empezó llamándose Vanesa, supongo que porque me gustaba el nombre en ese momento, y ahora Vännysa mantiene una similitud eufónica con ese primer nombre.
- De Dracönis a Dräconir
Dräconir suena considerablemente más fuerte que Dracönis, algo que me gusta para este personaje. Además nos alejamos del vocablo latino “draco” declinado en genitivo (para los nerds y ñoños del latín, saben a lo que me refiero).
Identidad de los Invocadores: Etereantes
Un cambio fundamental en todo el universo ficcional es el concepto de los Magos y los Corsarios. Desde siempre, estas dos órdenes estuvieron emparentadas, pero le faltaba un componente extra.
Además, desde hace un tiempo pensé que “Mago” era una palabra que no representaba nada en particular de mi historia. No es como la palabra “Jedi” o “Witcher” que por sí solas hablan de todo un universo ficcional. Yo quería eso. Quiero eso.
Quería una palabra con identidad, y así fue como llegué a Etereante, que en inglés sería Ethereant, y me encanta que en ambos idiomas funcione tan bien.
Los Etereantes mantienen un vínculo estrecho con los planos etéreos, más específicamente:
- Magos: ahora son Etereantes Arcanos, vínculo con el plano etéreo de la magia, Enären.
- Corsarios: ahora son Etereantes Espirituales, vínculo con el plano etéreo espiritual, Eshïra. Sin embargo, aún se mantiene el término Corsarios para referirse coloquialmente a estos invocadores.
Tipos de Etereante Arcano
En Heraldo de los Ancestros, los Etereantes Arcanos, o simplemente etereantes (a los espirituales se les dice simplemente Corsarios) sólo pueden invocar un tipo de elemento.
La clave es que no eligen ese elemento, sino que el elemento los elige a ellos, por así decir (porque no es de este modo, pero no viene al caso explicarlo ya).
A su vez, los que serían nuestros “humanos”, los Kanaöni, están divididos en ocho razas, cada una con una afinidad elemental distinta.
Como los etereantes a esta altura de la historia sólo están conformados por kanaöni, a veces se da que la afinidad natural del etereantes coincide con el elemento que les toca. Por ejemplo, Chärsian es un fraïno y etereante de fuego. En teoría esto hace al etereante más fuerte en su elemento, pero está demostrado que a la larga, no es un factor influyente. Y yo acá otra vez yéndome por las ramas.
La cuestión es que originalmente, algunos de mis personajes seguían esta dupla de la misma manera que Chärsian. Tal es el caso de Vännysa, que es una quelära y originalmente era una maga de agua.
¿Saben a cuántos personajes femeninos se le atribuye el elemento agua? Puedo empezar por mi favorita, Katara de Avatar: La Leyenda de Aang, pero luego vi este patrón repetirse tantas veces, que simplemente no puedo ver a Vännysa como etereante de agua.
La respuesta la encontré en una canción que escribí para Chärsian y Vännysa que no les voy a cantar, pero que dice “Vännysa, tú serás para siempre su luz” (ay qué romántico todo).
Entonces:
- Vännysa – de maga de agua a etereante de luz.
Y esto nos trae una reacción en cadena para acomodar al resto de los personajes de una forma que me encanta (sí, podría repetir elementos, pero ¿dónde está lo divertido en eso?):
- Dräconir – de mago de luz a etereante de energía. Curiosamente, Dräconir originalmente era mago de energía, así que esto es un rollback muy interesante.
- Röen – de mago de energía a etereante de aire.
- Fleý – de mago de sombras a etereante de agua. El concepto original de Fleý era mago de hielo, así que acá también tenemos un rollback que me gusta mucho.
- Dënia – de maga de tierra a etereante de sombras. No quería dejar fuera del grupo de protagonistas al elemento Sombras, para no presentar un elemento que instantáneamente fuera asociado con “el mal”. Justamente lo que no quiero es caer en una lucha literal entre el bien y el mal; si bien es claro que hay matices de ese tropo literario a lo largo de la trama, no quiero que sea el enfoque central.
Otros cambios
No son cambios a personajes, pero me interesa enlistar algunos cambios a elementos del universo ficcional que supe contarles con anterioridad, o que alguna vez comenté y es necesario hacer ahora una corrección:
- Oficialmente, los Nayrïni ya no tienen alas. La única raza derivada de los Naöni que tenía alas era ésta, y debido a ciertos cambios en el desenlace de la historia es necesario que pierdan esta característica.
- Nibïria pasó de ser una ciudad atrapada en un “plano bolsillo” a ser una ciudad escondida en los acantilados del este de Khäria.
- No más dioses, no más intervención divina, no más eventos causados por entidades cósmicas en guerra durante milenios. Si bien mantenemos algunas de estas entidades, la responsabilidad de los eventos que transcurren en Heraldo de los Ancestros recae sobre los personajes, y no sobre seres omnipotentes que influencian la trama beneficiando a tal o cual bando.