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Principios de la Invocación

Los Principios de la Invocación, o simplemente los Principios, son una serie de preceptos que ponen en práctica los Etereantes Arcanos y, en menor medida, los Espirituales (o Corsarios), para invocar magia.

Si ya leyeron Componentes de un Hechizo y la historia corta Recetas, ya saben que hay una diferencia entre hechizo e invocación. Brevemente, los hechizos son esencialmente invocaciones, con una preparación y un efecto predeterminados.

En cambio, los Principios pueden aplicarse para crear una invocación de manera independiente. O sea, no hay una fórmula o una “receta”, citando el artículo ya mencionado, sino que al aplicar los Principios se puede crear una nueva invocación, a demanda, en el momento, con los efectos deseados por el invocador.

Y cabe aclarar que estos Principios pueden aplicarse a todo tipo de magia, invocación, hechizo, etc, ya que descomponen el comportamiento del hechizo en, justamente, diversos principios.

Los Principios se dividen en dos grandes grupos: Principios de Manipulación y Principios de Canalización

Los primeros tienen que ver con la capacidad de controlar el elemento correspondiente al Etereante o la capacidad de controlar la magia espiritual para los Corsarios. En otras palabras, la manipulación del tipo de magia, que también mencionamos en Componentes de un Hechizo.

Por otro lado, la Canalización tiene que ver con el dominio sobre la esencia de dicho tipo de magia. En la nota ya citada también definimos el Dominio, o sea, cómo se domina el tipo de magia.

Cabe destacar que en el caso de los Corsarios es menos usual valerse de la magia para combatir.

Existe un principio que se clasifica tanto de Manipulación como de Canalización, y es el Principio de la Manifestación. Se trata del principio más básico de todos, pues consiste en manifestar la invocación o la magia en el plano material. Respondería a la pregunta de “Dónde” se invoca el hechizo.

Principios de Manipulación

  • Principio de la Dirección. Es la capacidad de “arrojar” una invocación, o sea, de darle una determinada dirección. Es uno de los Principios más básicos y es uno de los primeros que se asimila trás aprender la Manifestación.
  • Principio de la Retención. Se trata de la posibilidad de sostener, o bien, retener una invocación en un punto determinado, o un área determinada. 
  • Principio del Control. Este principio permite a Etereantes y Corsarios “mover” su Invocación. Si un Etereante arroja una bola de fuego, por ejemplo, mediante el Control puede desviarla y cambiar de rumbo.
  • Principio de la Maestría. La Maestría permite al invocador manipular los elementos o tipos de magia en su estado natural. Un Etereante de tierra puede invocar dicho elemento, pero también tiene dominio sobre el terreno que pisa y en consecuencia puede causar movimientos sísmicos. Un Etereante de agua podrá valerse de un río para controlar sus aguas. Esto también aplica sobre otros tipos de magia; por ejemplo, los Druidas tienen maestría sobre la naturaleza.
  • Principios de la Expansión y Contracción. La Expansión y Contracción son principios que, según la escuela de pensamiento, pueden estudiarse en conjunto o separado, y también se lo conoce como Principio de la Plasticidad y otros nombres menos populares. Hay incluso quienes han teorizado que estos no son principios en sí, sino que al expandir un hechizo, simplemente se está manifestando más magia (Principio de la Manifestación), y cuando se contrae, se está abjurando parte del hechizo (Principio de la Abjuración, que veremos más adelante).

Principios de Canalización

  • Principio del Elemento (Etereantes), Principio del Espíritu (Corsarios), o simplemente Principio del Tipo de Magia: siguiendo la línea de los Componentes de un Hechizo, este principio determina de qué está hecha la invocación.
  • Principio de la Imbuición. Imbuir es dotar a algún objeto con capacidades o efectos del tipo de magia del invocador. Está emparentado con el Encantamiento, y algunos opinan que de hecho se tratan de lo mismo. El caso de la imbuición espiritual que realizan los Corsarios es interesante: vinculan los objetos (normalmente armas) con el propio espíritu del Corsario. Esto convierte a estos invocadores en excelentes guerreros marciales, ya que pueden percibir las armas realmente como parte de su ser.
  • Principio de la Abjuración. Es la contrapartida de la Manifestación. Cuando un Etereante domina su elemento, puede devolver una invocación al Plano de Enären. Esto le sirve sobre todo como un medio defensivo, o bien para cancelar o terminar una invocación propia. Cuando un corsario domina la magia espiritual, puede enviar una invocación al Plano de Eshïra.
  • Principio de la Transmutación. Este principio permite a los Etereantes convertir una invocación en el elemento que domina. Un Etereante experto puede transmutar una invocación enemiga y luego abjurarla, o bien dominarla. Es un principio defensivo y uno de los más difíciles de utilizar, ya que se libraría una lucha entre las voluntades de dos invocadores por dominar el hechizo. No debe confundirse con la transmutación alquímica, a pesar de que lleven el mismo nombre, ya que este Principio no permite transmutar la naturaleza o aquello originario del plano material.

Forjando Hechizos

Al dominar todos los Principios, los invocadores pueden hacer literalmente lo que quieran con sus poderes.

Quiero dedicar este último párrafo para analizar la capacidad que tienen los Etereantes de controlar sus elementos en todos los estados de la materia. Voy a compartir una entrada acerca de este tema en particular, pero por ahora vamos a poner el ejemplo con el elemento agua, que fue el que me inspiró para incluir los cambios de estado o cambios de fase de los elementos en Heraldo de los Ancestros.

Un Etereante de agua puede controlar este elemento en todos sus estados: líquido, sólido (hielo) y gaseoso (vapor). Sin embargo, esto conlleva también un detalle fundamental: la temperatura. Mientras que el hielo es frío, el vapor está a temperaturas elevadas, y esto quiere decir que el Etereante tiene en sus capacidades mágicas la posibilidad de regular la temperatura de sus invocaciones.

Esto está directamente relacionado con la magia de Caos y Orden, que es la que permite a un invocador manipular reacciones fisicoquímicas y otros tipos de energía.

Entonces, esto quiere decir que los Etereantes son capaces de utilizar este tipo de magia, adicionalmente a sus capacidades elementales y arcanas. Bueno, esto esta ampliamente teorizado en nuestro universo ficcional.

Algunos consideran que el cambio de fase de los elementos es un Principio de la Magia adicional, no contemplado anteriormente; después de todo, los Principios son una forma de interpretar las capacidades mágicas de los invocadores, y esa intepretación es arbirtaria, capaz de cambiar con el correr de los años.

Otros consideran que el poder de cambiar el estado de la materia de los elementos es simplemente una faceta del Principio del Elemento, o incluso del Principio de la Manifestación.

O bien, sí pueden manipular magia de Caos y Orden, o al menos, en cierta medida.

Independienemente de por qué sea así, lo importante es que esto le permite a los Etereantes forjar sus hechizos a su antojo, como pocas otras órdenes y hermandades pueden.

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