Uno de los principales desafíos a los que nos enfrentamos cuando hablamos de un universo ficcional fantástico medieval o arcaico, o bien un universo sumamente amplio con muchos mundos como lo es Heraldo de los Ancestros, es la barrera idiomática de los propios personajes.
No existe tecnología para traducir los diálogos, ni droides de protocolo, ni un dispositivo que nos permita aprender el idioma que queramos según se nos antoje.
Algunas franquicias hacen referencia a una lengua común, ampliamente divulgada por todas las naciones y países. Creo que es una solución práctica, especialmente si el enfoque del universo ficcional no está ubicado en diferencias culturales o idiomáticas.
Siempre podemos acudir a la magia. Dungeon and Dragons nos regala el conjuro “Don de Lenguas”, que permite al usuario comprender cualquier lengua que escuche, y que todos los que lo escuchen hablar entiendan lo que dice. Y me resulta maravilloso, porque, a pesar de ser una salida fácil, es una solución super sencilla.
Lo ideal para mí sería contar con ambos elementos, sobre todo si apuntamos a la fluidez de la narración y el relato. Es como ver una entrevista editada, en la que el entrevistador habla inglés y el entrevistado habla coreano, y conversan como si se comprendieran a la perfección.
En mi caso, para justificar la divulgación de la lengua común en Heraldo de los Ancestros, yo creé la Convención de Shadár, un acuerdo celebrado en la ciudad de dicho nombre para unificar el lenguaje del imperio ordolita.
Historia de la Convención
En el año 771 después de la Gran Oscuridad, la ciudad de Shadár, ubicada en el mundo de Ördol, propuso rescatar un único lenguaje para que fuese tomado como el común entre todas las naciones que poco a poco comenzaban a conformar el imperio ordolita.
Shadár aseguraba ser una de las pocas ciudades que habían sobrevivido a la Gran Oscuridad. Si bien no era una nación poderosa, muchos de sus habitantes habían sabido aislarse efectivamente y se habían dispuesto a reconstruir su ciudad. A falta de restos y conocimientos reales acerca de la vida antes de la Gran Oscuridad, miles de fábulas y leyendas pueden ser escuchadas acerca de Shadár.
La restauración llevó siglos, en los que Shadár se alzó como una potencia gobernada por una monarquía tripartita. Cada uno de los tres monarcas era elegido entre las familias más antiguas y poderosas de la ciudad, aunque también comenzaron a surgir familias influyentes a lo largo y ancho del reino a medida que éste se fue expandiendo.
Cada familia tenía sus propios medios para elegir a su respectivo heredero, y luego se elegían los reyes a través de un sistema de votación que sentó las bases de una temprana democracia.
Para el momento de la convención, los monarcas eran Lüdir de los Elnïri, Ädena de los Madïni, y Neíra de los Anatävi.
Ädena fue quien propuso la implementación y exportación de la antigua lengua Shadäri para ser usada como idioma común a todas las naciones conocidas. Su familia hacía dos generaciones que no alcanzaba un asiento en los tronos, y con esto Ädena pretendía restaurar la osadía y firmeza de tantas generaciones atrás. Era necesario alejarse de las posturas que habían llevado a su familia a perder su asiento.
Lüdir era el primero de su familia en alcanzar el trono, y decidió apoyar el proyecto de los Madïni no sólo para evitar posturas conservadoras, sino para mantenerse afín a su tradición familiar. Durante generaciones, los Elnïri se habían dedicado a la exploración y la diplomacia, lo cual había llevado mucho prestigio a Shadár.
Neíra fue quien inicialmente se opuso al proyecto. Hacía más de diez generaciones que su familia no perdía su asiento en los tronos, por lo que su postura era conservadora y proteccionista.
En Shadár las decisiones debían ser tomadas por unanimidad de los tres monarcas, y la oposición de Neíra hizo peligrar el proyecto. Eventualmente, el carisma y la diplomacia de los Elnïri logró convencer a la mayoría de los Anatävi. El propósito de Lüdir era evitar guerras entre familias y el uso de tácticas traicioneras y deshonestas.
La Primera Convención
Finalmente, en el año 771 comenzaron los preparativos para la Convención. Emisarios de todas las naciones y razas de los mundos conocidos debían ser invitados a Shadár para participar, para luego difundir el uso de una lengua común, capaz de fomentar la diplomacia entre los sobrevivientes de la Gran Oscuridad.
Miles de voluntarios se apuntaron para contribuir al proyecto. Algunos fueron asignados como emisarios para viajar a los incontables destinos, y durante un año fueron entrenados por los exploradores Elnïri en los diversos usos, costumbres y lenguas del resto de los reinos.
En simultáneo, se eligió un grupo de eruditos prodigios para compilar la gramática del Shadäri. Otro grupo de académicos fue asignado para elaborar diccionarios que sirvieran para traducir al Shadäri las diversas lenguas y dialectos más influyentes.
Finalmente, catorce años más tarde, con el reinado de los tres monarcas próximo a finalizar, se celebró la Primera Convención de Shadár, la cual se extendió desde 785 al 792 debido al interminable peregrinaje de emisarios que llegaba a la ciudad.
A principios del 786, nuevos monarcas pertenecientes a las mismas familias fueron elegidos. Äldir de los Elnïri, Qöndar de los Madïni, y Teýla de los Anatävi fueron los sucesores, y se dedicaron a continuar la obra de sus predecesores y a mantener la celebración de la Convención.
Al finalizar el prolongado encuentro, los monarcas planificaron una nueva misión de emisarios para continuar la difusión del Shadäri, la cual partió en el 795.
Evolución del Shadäri en el Exterior
Desde entonces y hasta el 1800, muchos años después de que el sistema de monarquía tripartita cayera en desuso, fue costumbre entre los eruditos y lingüistas peregrinar a Shadár.
Luego del 1800, las peregrinaciones comenzaron a decaer en número, hasta que las visitas a Shadár acabaron por ser sólo viajes esporádicos.
En el 2300, un grupo de eruditos de la ciudad de Actubrion, en el plano de Khäria, decidió revivir la costumbre para que el idioma común no cayera en el olvido. Luego de miles de años, el Shadäri había ido mutando de acuerdo a cada región, al punto que el lenguaje inicial era hablado en su estado puro en muy pocos rincones de los mundos conocidos.
A partir de entonces, cada diez años se ha alternado entre dos celebraciones: la peregrinación a Shadár por parte de los eruditos y lingüistas de los mundos, y el éxodo por parte de los académicos de la ciudad hacia diversos destinos dentro de los mundos conocidos.
La costumbre aún se mantiene vigente luego de cientos de años más, y ha logrado mantener con vida la lengua común que la gran mayoría de los mercaderes, viajeros y aventureros emplea en sus viajes.
El Shadäri en el Imperio Ordolita
Puertas adentro del imperio, el Shadäri fue incorporando elementos de los diversos dialectos y lenguajes que se iban anexando a Ördol.
A pesar de nunca ser la capital, Shadár había sido una suerte de centro cultural del imperio, un estatus que fue mutando según la influencia de la nación más poderosa de turno. Una de las características centrales del Imperio Ordolita es su cualidad de nación de naciones. No es una sola potencia que rige sobre el resto, sino un concilio de países unidos por un elemento fundamental: los Portales Ordolitas.
Allí donde hay un Portal, el imperio tiene presencia. Aunque subyugados al gran senado ordolita, cada nación mantiene sus propios gobiernos internos, y por ende su propia política de estado.
Con el correr de los siglos, las principales potencias que han conformado al imperio han ido fluctuando, y esto se ha notado en la evolución del lenguaje común. Al punto que, al día de hoy, ya no se llama shadäri a esta lengua común, sino ördolin.
Guía rápida para el Shadäri
No me quiero ir sin dejarles este sencillo gráfico para comprender cómo leer algunas palabras. Habrán notado el uso frecuente de la diéresis (los ¨ sobre una vocal) en los nombres y palabras propias de Heraldo de los Ancestros. En realidad no es una diéresis, sino una tilde doble, sólo que el teclado no me permite hacer cosa semejante.
Me encanta el ejemplo con mi nombre, para ser sincero. Algunos ejemplos con palabras propias de este universo ficcional serían Eliùni o Kaìran. Cualquier otra tilde rompería el diptongo, haciendo que la acentuación recaiga sobre una u otra vocal.
En el caso de la diéresis, entiendo que como signo ortográfico diacrítico en nuestra realidad significa otra cosa, y varía según el idioma. En español la usamos para marcar la pronunciación de la letra “u” en el caso de las sílabas “gue” y “gui” (por ejemplo, pingüino). En otros idiomas como el alemán, la diéresis sirve para cambiar la pronunciación de algunas letras.
Como dije más arriba, en Heraldo de los Ancestros no es una diéresis, sino una tilde doble, algo que mi teclado no me permite.
FE DE ERRATAS
Mientras escribía esto hice una búsqueda en internet ¡y me enteré que en el húngaro existe el doble acento agudo! Aunque sólo se utiliza en las letras O y U para representar las formas largas de esas vocales.
También se usa en otros casos por los lingüistas para representar otros sonidos o casos en que se cambia el tono de una vocal.
No voy a poner mi teclado en húngaro, pero, ¡hey! qué bueno saber que existe.