Bueno, voy a empezar diciendo que Tunic es un gusto adquirido. No es un juego que desde el momento 0 vas a amar… sobre todo porque tiene CERO introducción y absolutamente nada de contexto acerca de lo que está pasando o sobre lo que tenés que hacer.
Al ser un juego similar al Dark Souls, tiene un nivel de dificultad innato bastante elevado, lo cual se diluye (un poco) gracias a una estética similar al Zelda. De todos modos, no puede decirse que Tunic no tenga personalidad propia, porque, de hecho, tiene muchísima.
Lo más lindo de Tunic es que hay un momento en el que uno hace un click!, y de repente entiende toda la jugabilidad. Ese momento es cuando uno descubre cómo utilizar el diario de viaje del personaje, en donde está escondida toda la información para poder progresar.
Pero, qué hago contándoles todo acá, mejor vayan a ver el podcast y descubran nuestro análisis: